miércoles, septiembre 27, 2006

Sonnet 116



Soneto 116

Ante la unión de espíritus leales, no dejéis,
que ponga impedimentos. No es el amor,
que enseguida se altera, cuando descubre cambios
o tiende a separarse de aquel que se separa.

El amor es igual que un faro inamovible,
que ve las tempestades y no es zarandeado.
Es la estrella que guía la nave a la deriva,
de un valor ignorado, aún sabiendo su altura.

No es juguete del Tiempo, aun si rosados labios
o mejillas alcanza, la guadaña del Tiempo.
Ni se altera con horas o semanas fugaces,
si no que aguanta y dura hasta el último abismo.

Si es error lo que digo y en mí puede probarse,
decid, que nunca he escrito, ni amó jamás el hombre.

Sonnet 116

Let me not to the marriage of true minds
Admit impediments, love is not love
Which alters when it alteration finds,
Or bends with the remover to remove.

O no, it is an ever-fixed mark
That looks on tempest and is never shaken;
It is the star to every wand'ring bark,
Whose worth's unknown, although his height be taken,

Love's not Time's fool, though rosy lips and cheeks
Whitin his bending sickle's compass come,
Love alters not with his brief hours and weeks,
But bears it out even to the edge of doom:

If this be error and upon me proved,
I never writ, nor no man ever loved.
William Shakespeare

domingo, septiembre 24, 2006

Dos Narcisos


Elbiamor hay dos Narcisos. Uno, asomado a las aguas exteriores, no ve sino su propia imagen reflejada en ellas, enamorase de su propia imagen, y al intentar alcanzarla muere por el amor de si mismo: es un Narciso que “no trasciende”. Pero hay otro Narciso que se “transforma en flor”: asomado a las aguas, este Narciso feliz no ve ya su propia imagen, sino la imagen del Otro, quiero decir que depone su forma de un día por la forma eterna de lo que ama: es un Narciso que “trasciende”. En definitiva, según lo has visto ya, todo amor equivale a una muerte, y no hay arte de amar que no sea un arte de morir. Lo que importa, Elbiamor, es lo que se pierde o se gana muriendo.

Descenso y Ascenso del alma por la Belleza
Leopoldo Marechal

sábado, septiembre 02, 2006


"El vals" (Camille Claudel)

Todos los seres, decía, no son sino fragmentos dispersos de esa esfera de amor, en la cual hubo de insinuarse el odio. Y lo que llamamos amor es el deseo de unirnos y fundirnos y confundirnos, como estuvimos en otro tiempo, en el seno del dios globular que la discordia quebró. E invocaba el día en que la divina esfera se henchiría, después de todas las transformaciones de las almas. Pues el mundo que conocemos es obra del odio, y su disolución será obra del amor.

Empédocles, Dios Supuesto (Marcel Schwobb)

miércoles, agosto 23, 2006

.4.48 Psicosis

Sarah Kane

El Doctor No Sé Qué y el Doctor No Sé Cuánto y el Doctor Vaya a Saber, que está de paso y que le pareció bien venir a joder también un poco. Ardiendo en tibio túnel de congoja, mi humillación se completa cuando me sacudo sin razón y me tropiezo con las palabras y no tengo nada que decir sobre mi “enfermedad”, que de todos modos sólo consiste en saber que nada tiene sentido porque me voy a morir. Y estoy estancada en esa suave voz psiquiátrica de la razón que me dice que hay una realidad objetiva en la cual mi cuerpo y mi mente son uno solo. Pero no estoy aquí y nunca he estado. El Doctor No Sé Qué anota y el Doctor No Sé Cuánto ensaya un murmullo compasivo. Observándome, juzgándome, oliendo el terrible fracaso que rezuma mi piel, mi desesperación aferrada con uñas y dientes y mi pánico que todo lo devora, empapándome, mientras boquiabierta me horrorizo ante el mundo y me pregunto por qué todos sonríen y me miran sabiendo en secreto de mi dolorosa vergüenza. Doctores inescrutables, doctores sensatos, doctores estrafalarios, doctores que más bien dirías son pacientes bien jodidos si no fuera porque te presentan pruebas, hacen las mismas preguntas, ponen palabras en mi boca, ofrecen curas químicas para la angustia congénita y se cubren las espaldas unos a otros hasta que quiero gritar que vengas, el único doctor que me tocó por propia voluntad, que me miró a los ojos, que se rió de mi humor de cadalso pronunciado con voz de tumba recién cavada, que se lo tomó en joda cuando me afeité la cabeza, que mintió y dijo qué bueno verte.

Sarah Kane 4.48 Psicosis


sábado, agosto 19, 2006

A veces...los demonios

Angustia (Diego Siqueiros)
Monstruo hábil que ruge
De las entrañas de un grito
Un enfermo inadaptado
Un llanto torrencial
Martillo de agua que cae iracundo sobre la tierra

Saeta veloz que no perdona
Aguda flecha clavada en el orgullo agazapado,
en la esquina vanidosa de la pena
La angustia es deforme y colorada

Un impulso suicida
El deseo primordial de renacer
Ola que crece de adelante para atrás

Cuando estalla
Es la faz demudada de mi alma en un espejo
Abrevando en cada lágrima su fin.

miércoles, agosto 09, 2006

To die, to sleep... perchance to dream


Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de un pomegranate un segundo antes de despertar. (Salvador Dalí)

De todas las felicidades que lentamente me abandonan, el sueño es una de las más preciosas y también de las más comunes. Un hombre que duerme poco y mal, apoyado en una pila de almohadones, tiene tiempo para meditar sobre esta voluptuosidad particular. Concedo que el sueño más perfecto sigue siendo casi por necesidad un anexo del amor: reposo reflejo, reflejado en dos cuerpos. Pero lo que aquí me interesa es el misterio específico del sueño por el sueño mismo, la inevitable sumersión que noche a noche cumple osadamente el hombre desnudo, solo y desarmado, en un océano donde todo cambia, los colores y las densidades, hasta el ritmo del aliento, y donde nos encontramos con los muertos. Lo que nos tranquiliza en el sueño es que volvemos a salir de él, y que salimos inmutables, pues una interdicción extraña nos impide traer con nosotros el residuo exacto de nuestros ensueños. También nos tranquiliza el que nos cure de la fatiga, pero esa cura temporaria se cumple por el más radical de los procedimientos, el de dejar de ser. Allí, como en otras cosas, el placer y el arte consisten en abandonarse conscientemente a esa bienhechora inconsciencia, en aceptar ser, sutilmente, más débil, más pesado, más liviano y más confuso que uno mismo.

Memorias de Adriano, Marguerite de Yourcenar

domingo, julio 23, 2006

Lear

Alejandro Urdapilleta como Lear

This is the excellent foppery of the world, that, when we are sick in fortune, -- often the surfeit of our own behaviour, -- we make guilty of our disasters the sun, the moon, and the stars: as if we were villains by necessity; fools by heavenly compulsion; knaves, thieves, and treachers, by spherical predominance; drunkards, liars, and adulterers, by an enforced obedience of planetary influence.

King Lear, 1.2

(.-¡Qué ridiculez la del hombre!
Pretender (cuando nuestra fortuna sufre y mengua
por nuestra imprudencia, por el desarreglo de nuestra
conducta), acusar de nuestros males al sol, a la
luna y a las estrellas, como si fuésemos viciosos y
malvados por una impulsión celeste)

*****

Who is it that can tell me who I am?
King Lear, 1. 4

(Quién podrá decirme
lo que soy?...)


****

O! let me not be mad, not mad, sweet heaven;Keep me in temper; I would not be mad!
King Lear, 1. 5

(.-¡Cielos bienhechores! ¡no permitáis que
me vuela demente! ¡Conservad mi razón en buen
estado! ¡No quisiera volverme loco!)

http://www.teatrosanmartin.com.ar/htm/obras/reylear.html

sábado, julio 15, 2006

Eco


El principito subió a una alta montaña. Las únicas montañas que había conocido eran los tres volcanes que le llegaban a la rodilla. Usaba el volcán apagado como taburete. “Desde una montaña alta como ésta, se dijo, veré de un golpe todo el planeta y todos los hombres…”Pero sólo vio agujas de rocas bien afiladas.

-Buenos días- dijo al azar.
-Buenos días…Buenos días…Buenos días…- respondió el eco.

-¿Quién eres?- dijo el principito.
-Quién eres…quién eres…-respondió el eco.
-Sed amigos míos, estoy solo- dijo el principito.
-Estoy solo…estoy solo…estoy solo…-respondió el eco.

“¡Qué planeta raro! – pensó entonces-. Es seco, puntiagudo y salado. Y los hombres no tienen imaginación. Repiten lo que se les dice…En mi casa tenía una flor: era siempre la primera en hablar…”

(El principito, Capítulo XIX, Antoine de Saint Exupery)

sábado, julio 08, 2006

Elogio del gato


La vejez (tal es el nombre que los otros le dan)
puede ser el tiempo de nuestra dicha.
El animal ha muerto o casi ha muerto.
Quedan el hombre y su alma.
Vivo entre formas luminosas y vagas
que no son aún la tiniebla.
Buenos Aires,
que antes se desgarraba en arrabales
hacia la llanura incesante,
ha vuelto a ser la Recoleta, el Retiro,
las borrosas calles del Once
y las precarias casas viejas
que aún llamamos el Sur.
Siempre en mi vida fueron demasiadas las cosas;
Demócrito de Abdera se arrancó los ojos para pensar;
el tiempo ha sido mi Demócrito.
Esta penumbra es lenta y no duele;
fluye por un manso declive
y se parece a la eternidad.
Mis amigos no tienen cara,
las mujeres son lo que fueron hace ya tantos años,
las esquinas pueden ser otras,
no hay letras en las páginas de los libros.
Todo esto debería atemorizarme,
pero es una dulzura, un regreso.
De las generaciones de los textos que hay en la tierra
sólo habré leído unos pocos,
los que sigo leyendo en la memoria,
leyendo y transformando.
Del Sur, del Este, del Oeste, del Norte,
convergen los caminos que me han traído
a mi secreto centro.
Esos caminos fueron ecos y pasos,
mujeres, hombres, agonías, resurrecciones,
días y noches,
entresueños y sueños,
cada ínfimo instante del ayer
y de los ayeres del mundo,
la firme espada del danés y la luna del persa,
los actos de los muertos,
el compartido amor, las palabras,
Emerson y la nieve y tantas cosas.
Ahora puedo olvidarlas. Llego a mi centro,
a mi álgebra y mi clave,
a mi espejo.
Pronto sabré quién soy.

Elogio de la sombra
Jorge Luis Borges, 1969

domingo, junio 25, 2006

Sobre Gatos


-¿Alguna vez-dijo el joven, pensativo-, al ir en un ascensor, te has negado a hablar del tiempo, y has contado en cambio una historia sobre tu gato preferido? Al llegar al último piso, de los compañeros de viaje brota una rara mezcla de sonidos.
En ese momento el gatito regresó a la habitación.
El gatito saltó a la cama y se acomodó en el medio de una almohada en el centro de la cama.
-Es exactamente lo que yo iba a sugerir- dijo el joven al ver eso-. Si necesitamos descansar mientras hablamos, dejemos que el gato ocupe el centro de la cama mientras nos quedamos acostados a los lados, vestidos, discutiendo el problema. El primero hacia el que se mueva el gato, eligiéndolo como dueño, se lo lleva. ¿De acuerdo?
-Te guardas un as en la manga- dijo ella.
-No- dijo él-. Aquel hacia el que vaya el gato será su dueño.
El gato, en la almohada, estaba casi dormido.
El joven trataba de pensar en algo que decir porque la enorme cama estaba desocupada salvo por el animalito soñoliento. De repente se le ocurrió algo y lo dijo por encima de la cama.
-¿Cómo te llamas?- preguntó.
-¿Qué?-
-Bueno-dijo el joven, si vamos a discutir por mi gato hasta el amanecer…
-¡Hasta el amanecer!¡Qué tonterías dices! Quizá hasta medianoche. Querrás decir mi gato. Catherine.
-¿Perdón?
-Te parecerá un nombre tonto, pero me llamo Catherine.
-No me digas el apodo.
El joven casi soltó una carcajada.
-No te lo diré. ¿Y tú cómo te llamas?
-No lo creerás. Tom.
Hizo un gesto con la cabeza.
-He conocido una docena de gatos con ese nombre.
-No vivo de él.
El joven probó la cama como si fuera un baño caliente, esperando.
-Tú puedes quedarte ahí de pie si quieres, pero yo…
El joven se acomodó en la cama.
El gatito seguía dormitando.
-¿Y bien?- dijo él con los ojos cerrados.
Ella se sentó, y después se recostó en el otro extremo, preparada para caer.
-Así está mejor. ¿Por dónde íbamos?
-Estábamos tratando de demostrar quién de nosotros merece llevarse a casa a Electra.
-¿Has bautizado al gato?
-Un nombre neutro, basado en la personalidad, no en el sexo.
-Entonces ¿no has mirado?
-Ni miraré. Electra. Continúa.
-¿Mi alegato de propiedad? Bueno.
El joven hurgó en el espacio detrás de los párpados.
Se quedó un instante mirando el techo y después dijo:
-Qué rara relación tenemos con los gatos. Cuando era niño, mis abuelos nos ordenaron a mí y a mis hermanos que ahogáramos una camada de gatitos. Salimos y ellos obedecieron, yo no aguanté aquello y me escapé.
Hubo un largo silencio.
Ella miró al techo y dijo:
-Gracias a Dios.
Hubo otro silencio y entonces el dijo:
-Algo más raro pero mejor ocurrió hace unos años. Fui a una tienda de animales en Santa Mónica, buscando un gato. Tendrían allí veinte o treinta, de todo tipo. Yo miraba alrededor y la vendedora señaló uno y dijo:”Ése sí que necesita ayuda”.Observé el gato, que tenía aspecto de haber sido metido en una lavadora. “¿Qué pasó?”,pregunté.”Ese gato perteneció a alguien que le pegaba, así que se asusta de todo el mundo”, dijo la mujer. Miré el animalito a los ojos y tomé la decisión.”Me lo llevaré”.Agarré el gato, que estaba aterrado y me fui con él a casa, y al soltarlo corrió al sótano, de donde no quería salir.Tardé más de un mes, bajando y dejando comida y leche, en conseguir que volviera, escalón a escalón. Y entonces se hizo amigo mío. Que historias diferentes teneomos, ¿verdad?
-¡Caramba!-dijo la joven-.Claro que sí.
Ahora la habitación estaba oscura y muy silenciosa.El gatito seguía acostado en la almohada entre ellos y los dos miraron para ver como estaba.
Estaba profundamente dormido.
Los dos se quedaron boca arriba estudiando el techo.
-Necesito decirte algo-admitió ella un rato después-,algo que he estado posponiendo porque parece una petición especial.
-¿Petición especia?- preguntó él.
-Bueno- dijo ella, en casa, en este mismo momento, tengo un trozo de tela que he cortado y cosido para mi gatito que murió hace una semana.
-¿Qué clase de tela es ésa?- preguntó el joven.
-Es…-dijo ella-.Es un pijama para gato.
-Ay, Dios mío-exclamó él-. Has ganado.Este pequeño animal es tuyo.
-¡No, claro que no!-exclamó ella-. No es justo.
-Cualquier persona-dijo el joven-que fabrique un pijama para ponérselo a un gato merece ser el ganador de la competición. Este individuo es tuyo.
-No puedo hacer eso- dijo la joven.
-Ha sido un placer-dijo él.
Se quedaron un largo rato en silencio.
-La verdad es que no eres tan malo- dijo ella al fin.
-¿Tan malo como qué?
-Como pensé cuando te vi por primera vez.
-¿Qué es ese sonido?-preguntó él.
-Me parece que estoy llorando-dijo ella.
-Durmamos un rato-sugirió él por último.
La luna bajó por el techo.

Salió el sol.
Él estaba acostado en su lado de la cama, sonriendo.
Ella estaba acostada en su lado de la cama, sonriendo.
El gatito descansaba sobre la almohada entre ellos.
Por fin mirando la luz del sol en la ventana, la joven preguntó:
-¿El gatito se ha movido hacia algún lado para señalar a cual de los dos va a pertenecer?
-No-dijo el joven sonriendo-.El gato no se ha movido. Pero sí.

El signo del gato (Ray Bradbury, 2003)

martes, junio 13, 2006

To me fair friend you never can be old.

"La persistencia de la memoria" Salvador Dalí.


Sonnet 104

To me fair friend you never can be old,
For as you were when first your eye I eyed,
Such seems your beauty still: three Winter's cold
Have from the forests shook three Summer's pride,

Three beauteous springs to yellow Autumn turn'd
In process of the seasons have I seen,
Three April perfumes in three hot Junes burn'd,
Since first I saw you fresh which yet are green.

Ah yet doth beauty like a dial hand,
Steal from his figure, and no pace perceiv'd,
So your sweet hue, which methinks still doth stand,
Hath motion, and mine eye may be deceiv'd.

For fear of which, hear this thou age unbred,
Ere you were born was beauty's summer dead.

Soneto 104

Para mí, bello amigo, nunca podrás ser viejo,
que tal como os miré, aquella vez primera,
así, es vuestra belleza. Ya tres fríos inviernos,
al bosque le han quitado, tres hermosos veranos,

tres bellas primaveras, trocadas en otoños,
y he visto en el proceso de tantas estaciones,
tres aromas de Abril en tres Junios quemados.
Me asombra que mantengas tu joven lozanía.

Mas la belleza igual que aguja de cuadrante,
nos roba su figura sin percibir su paso.
Igual tu color dulce está siempre de exacto,
que cambia y es mi ojo, sólo el que se ilusiona.

Por mi temor escucha: «Edad no concebida,
antes de ti no había, belleza en el verano.»
William Shakespeare

martes, junio 06, 2006

Eterno verano

Meule, Effet de Neige, le Matin (Claude Monet)

Sonnet 18

Shall I compare thee to a Summer's day?
Thou art more lovely and more temperate:
Rough winds do shake the darling buds of May,
And Summer's lease hath all too short a date:

Sometime too hot the eye of heaven shines,
And often is his gold complexion dimm'd,
And every fair from fair sometime declines,
By chance, or nature's changing course untrimm'd:

But thy eternal Summer shall not fade,
Nor lose possession of that fair thou ow'st,
Nor shall Death brag thou wander'st in his shade.
When in eternal lines to time thou grow'st:

So long as men can breathe or eyes can see,
So long lives this, and this gives life to thee.



Soneto 18

¿Qué debo compararte a un día de verano?
Tú eres más adorable y estás mejor templado.
Rudos vientos agitan los capullos de Mayo
y el estío termina su arriendo brevemente.

A veces brilla el sol con demasiado fuego
y a menudo se vela su dorado semblante.
A veces la belleza declina de su estado,
por causas naturales o causas imprevistas.

Mas tu eterno verano, jamás se desvanece,
ni perderá su instinto de tener la hermosura,
ni la Muerte jactarse, de haberte dado sombra,
creciendo con el tiempo en mis versos eternos.

Mientras el ser respire y tengan luz los ojos,
vivirán mis poemas y a ti te darán vida.

William Shakespeare

miércoles, mayo 31, 2006

Agua fria y heladeras


Cada familia es un mundo y la mía no es una excepción. Tenemos en casa una enorme y algo desmesurada para mi gusto, heladera. Ocupa un espacio respetable dando su toque a la anatomía de la cocina. Uno diría al verla que es una heladera plena, llena de abundantes alimentos congelados, carnes, fiambres, frutas, verduras, quesos y gaseosas. La realidad es bien distinta. Normalmente la heladera está vacía. Habitan en ella arbitrariamente alimentos que cada miembro de la familia va comprando para su consumición. Uno bien puede encontrarse con paquete de pan de salvado, unas salchichas alemanas, un queso blanco en dudoso estado y un caldo perdido por ahí. Uno diría al verla que congela y que preserva los alimentos de cualquier deterioro. Pero no es así. De manera casi humana la heladera cumple con sus funciones mínimas indispensables. Se limita a enfriar tibiamente. Y el congelador es el más renuente a cumplir con su función asignada. El congelador no congela. No hay helado que resista en su interior. Llega congelado del supermercado y las pocas horas es una sopa indigerible. La costumbre más extraña que atañe a la heladera es la de almacenar botellas de agua en el congelador. Esto responde al fanatismo que despierta en mi familia el agua siempre fría. No somos de esas personas que consumen agua mineral. No. El agua así como sale de la canilla se envasa en botellas de coca vacías. Las botellas si, se congelan y una de las tragedias cotidianas de la vida suele concretarse en la falta de agua en condiciones de ser bebida porque todas las botellas que a veces son seis o siete, están siempre perfectamente congeladas. Es lo único que congela ese extraño congelador. Entonces hay que pasarla a la parte inferior y esperar pacientemente que se descongele para poder disfrutar de las delicias de un vaso de agua fría. ¿Qué es lo que me atrae tanto del agua? ¿Será que el agua borra las penas? Gran porcentaje de nuestro cuerpo está compuesto por agua. Será por eso que beberla, y siempre fría se me hace indispensable. Somos agua. Alguna vez leí que una vez muertos todos iremos a parar al mar.

jueves, mayo 25, 2006

Mi dulce compañia.


¿Existen los ángeles? Devoción querida de la niñez, tenía un angel de la guarda que tenía nombre propio y todo. Allá quedamos él y yo jugando a la mancha en la esquina lejana de mis siete años llenos de devoción y entusiasmo infantil.

Hace poco leí esto de Benedetti que me gustó.

EL SEXO DE LOS ÁNGELES

Una de las más lamentables carencias de información que han padecido los hombres y mujeres de todas las épocas se relaciona con el sexo de los ángeles. El dato nunca confirmado de que los ángeles no hacen el amor, quizás signifique que no lo hacen de la misma manera que los mortales. Otra versión, tampoco confirmada pero más verosímil, sugiere que, si bien los ángeles no hacen el amor con sus cuerpos por la mera razón que carecen de erotismo, lo celebran, en cambio, con palabras, vale decir, con las orejas. Así, cada vez que Ángel y Ángela se encuentran en el cruce de dos transparencias, empiezan por mirarse, seducirse y sentarse mediante el intercambio de miradas, que, por supuesto, son angelicales. Y si Ángel para abrir el fuego dice "Semilla", Angela para atizarlo responde "Surco". Él dice "Alud" y ella tiernamente "Abismo". las palabras se cruzan vertiginosas como meteoritos o acariciantes como copos, Ángel dice "Madero" y Ángela "Caverna". Aletean por ahí un ángel de la guarda misógino y silente y un ángel de la muerte viudo y tenebroso. Pero el par amatorio no se interrumpe. Sigue silabeando su amor. Él dice "Manantial" y ella "Cuenca". Las sílabas se impregnan de rocío y aquí y allá, entre cristales de nieve, circula en el aire, sus expectativas. Ángel dice "Estoqueo" y Ángela radiante, "Herida", él dice "Tañido" y ella dice "Relato". Y en el preciso instante del orgasmo intraterreno, los cirros y los cúmulos, los estratos y nimbos se estremecen, entremolan, estallan y el amor de los ángeles llueve copiosamente sobre el mundo.

miércoles, mayo 17, 2006

Ofelia


GERTRUDIS.- Hay un sauce que crece y se tuerce sobre un arroyo, en el espejo de cuyas ondas muestra sus hojas grises; hasta ahí llegó ella, adornada con fantásticas guirnaldas de ranúnculos, ortigas, margaritas y esas largas púrpuras a las que los pícaros pastores dan un nombre más grosero, pero nuestras castas doncellas les dicen dedos de muerto. Ahí, al trepar ella sobre las ramas salientes para colgar sus coronas de hierbas, una ramita frágil se rompió; entonces sus trofeos silvestres y ella misma cayeron al arroyo lacrimoso. Sus ropas se extendieron en torno a ella, y, como a una sirena, la llevaron flotando; entretanto ella iba cantando fragmentos de canciones antiguas, como si fuera incapaz de hacerse daño, o como una criatura nacida y crecida en aquel elemento: pero no pasó mucho antes que sus vestidos, pesados de tan embebidos en agua, arrastraran a la pobre infeliz desde su melodioso yacer a la barrosa muerte.
(Hamlet, acto IV, escena 7.)
*****

¿Cuál es la verdadera tragedia de Ofelia? Con un amigo solemos discutir acerca de ello. Para mi, Ofelia es una víctima de las circunstancias. Desolada por ver a Hamlet en un estado de melancolía y enajenación total aunque en algún punto controlada con astucia , espíritu frágil, enloquece y encuentra la muerte. Mi amigo, menos compasivo, ve en ella a una mujer histérica, que enferma de celos intenta manipular a Hamlet con sus quiebres emocionales. Finalmente el juego se vuelve en contra suya y muere. Heroina romántica o histérica consumada lo cierto es que su personaje ha dado tela para cortar a artistas de todos los tiempos. Así que aquí, dos cuadros más de Ofelia por John Waterhouse.

domingo, mayo 14, 2006

John Waterhouse y Shakespeare

Ofelia
(¡Oh! ¡Qué trastorno ha padecido esa alma generosa! La penetración del cortesano, la lengua del sabio, la espada del guerrero, la esperanza y delicias del estado, el espejo de la cultura, el modelo de la gentileza, que estudian los más advertidos: todo, todo se ha aniquilado. Y yo, la más desconsolada e infeliz de las mujeres, que gusté algún día la miel de sus promesas suaves, veo ahora aquel noble y sublime entendimiento desacordado, como la campana sonora que se hiende. Aquella incomparable presencia, aquel semblante de florida juventud alterado con el frenesí. ¡Oh! ¡Cuánta, cuánta es mi desdicha, de haber visto lo que vi, para ver ahora lo que veo!)
Miranda

I do not know

One of my sex; no woman's face remember,

Save, from my glass, mine own; nor have I seen

More that I may call men than you, good friend,

And my dear father: how features are abroad,

I am skilless of; but, by my modesty,

The jewel in my dower, I would not wish

Any companion in the world but you,

Nor can imagination form a shape,

Besides yourself, to like of.

Act III scene I. (La tempestad)


sábado, mayo 13, 2006

Barcelona porque si.

Para
mi adorado
Marxe
un adelanto
hasta que
lo vea con sus
propios
ojos.
Sagrada Familia

Parque Guell

Cresta de dragón


Ventana de la casa de Gaudí

martes, mayo 09, 2006

Soneto 113

Frederick Hart-Illuminatta II


Soneto 113

Desde que os he dejado, mi ojo está en mi alma,
y lo que me gobierna, por doquiera que voy,
en parte cumple el cargo y en parte anda cual ciego,
simula distinguir, mas su función no cumple.
Ya que mi corazón no transmite la forma,
de un pájaro, una flor, o de algo que él atrape.
De sus fugaces vistas, no participa el alma,
ni su vista retiene aquello que captura.
Ya vea lo más rudo o vea lo más gentil,
el rostro más hermoso o el más deforme ser,
la montaña o el mar, o la noche o el día,
el cuervo o la paloma, lo transforma en vos todo:
Incapaz de mirar, otra cosa que vos,
mi más leal espíritu, me hace ser mentiroso.
Sonnet 113
Since I left you, mine eye is in my mind,
And that which governs me to go about,
Doth part his function, and is partly blind,
Seems seeing, but effectually is out:
For it no form delivers to the heart
Of bird, of flower, or shape which it doth latch,
Of his quick objects hath the mind no part,
Nor his own vision holds what it doth catch:
For if it see the rud'st or gentlest sight,
The most seewt favour or deformed'st creature,
The mountain, or the sea, the day, or night,
The crow, or dove, it shapes them to your feature.
Incapable of more, replete with you,
My most true mind thus maketh mine untrue.
William Shakespeare.