viernes, mayo 25, 2007
Los ojos del mar
martes, mayo 15, 2007
sábado, mayo 12, 2007
Ego
pregunta siempre inconclusa
lágrima, puño cerrado latiendo en el pecho
risa, instante breve que invade la pena
duda que se agita en el alma
soy
música que escucho y toco
esta voz
mis ojos siempre a mi acecho
un silencio que crece
porque no tiene como callar.

No soy yo
Aquellas palabras
Que repiten lindo y dicen feliz
La imagen húmeda y encorvada
Angustia perenne
Existo en estas cosas
Sobreviviéndome a mi misma
Siempre más lejos del origen
Cercana cada vez al telón
Que devele el final de esta comedia
Que alguien teje con mi pena.
martes, mayo 01, 2007
Pedro Páramo
Creo sentir todavía el golpe pausado de su respiración; las palpitaciones y suspiros con que ella arrullaba mi sueño... Creo sentir la pena de su muerte...
(Pedro Páramo, Juan Rulfo)
miércoles, abril 25, 2007
El aleph

En la parte inferior del escalón, hacia la derecha, vi una pequeña esfera tornasolada, de casi intolerable fulgor. Al principio la creí giratoria; luego comprendí que ese movimiento era una ilusión producida por los vertiginosos espectáculos que encerraba. El diámetro del Aleph sería de dos o tres centímetros, pero el espacio cósmico estaba ahí, sin disminución de tamaño. Cada cosa (la luna del espejo, digamos) era infinitas cosas, porque yo claramente la veía desde todos los puntos del universo. Vi el populoso mar, vi el alba y la tarde, vi las muchedumbres de América, vi una plateada telaraña en el centro de una negra pirámide, vi un laberinto roto (era Londres), vi interminables ojos inmediatos escrutándose en mí como en un espejo, vi todos los espejos del planeta y ninguno me reflejó, vi en un traspatio de la calle Soler las mismas baldosas que hace treinta años vi en el zaguán de una casa en Fray Bentos, vi racimos, nieve, tabaco, vetas de metal, vapor de agua, vi convexos desiertos ecuatoriales y cada uno de sus granos de arena, vi en Inverness a una mujer que no olvidaré, vi la violenta cabellera, el altivo cuerpo, vi un cáncer en el pecho, vi un círculo de tierra seca en una vereda, donde antes hubo un árbol, vi una quinta de Adrogué, un ejemplar de la primera versión inglesa de Plinio, la de Philemon Holland, vi a un tiempo cada letra de cada página (de chico, yo solía maravillarme de que las letras de un volumen cerrado no se mezclaran y perdieran en el decurso de la noche), vi la noche y el día contemporáneo, vi un poniente en Querétaro que parecía reflejar el color de una rosa en Bengala, vi mi dormitorio sin nadie, vi en un gabinete de Alkmaar un globo terráqueo entre dos espejos que lo multiplican sin fin, vi caballos de crin arremolinada, en una playa del Mar Caspio en el alba, vi la delicada osatura de una mano, vi a los sobrevivientes de una batalla, enviando tarjetas postales, vi en un escaparate de Mirzapur una baraja española, vi las sombras oblicuas de unos helechos en el suelo de un invernáculo, vi tigres, émbolos, bisontes, marejadas y ejércitos, vi todas las hormigas que hay en la tierra, vi un astrolabio persa, vi en un cajón del escritorio (y la letra me hizo temblar) cartas obscenas, increíbles, precisas, que Beatriz había dirigido a Carlos Argentino, vi un adorado monumento en la Chacarita, vi la reliquia atroz de lo que deliciosamente había sido Beatriz Viterbo, vi la circulación de mi oscura sangre, vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte, vi el Aleph, desde todos los puntos, vi en el Aleph la tierra, y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra, vi mi cara y mis vísceras, vi tu cara, y sentí vértigo y lloré, porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural, cuyo nombre usurpan los hombres, pero que ningún hombre ha mirado: el inconcebible universo.
(Jorge Luis Borges, El Aleph)
martes, abril 24, 2007
domingo, abril 01, 2007
I am the walrus
(Lennon-Mc Cartney)
domingo, marzo 18, 2007
lunes, marzo 12, 2007
Home

lunes, febrero 19, 2007

Nosotros, sólo nosotros somos los seres que buscamos sentido a la vida. Pero no lo hallaremos a menos que nos abramos a una dimensión profunda, a menos que todo lo que vivimos, experimentamos, obramos, elaboramos, esté impregnado de la confianza en algo que no nace de nosotros mismos.
El hombre en búsqueda de sentido. Victor Frankel.
martes, febrero 13, 2007
Café London

"La marquesa salió a las cinco", pensó Carlos López. "¿Dónde diablos he leído eso?"
Era en el London de Perú y Avenida; eran las cinco y diez. ¿La marquesa salió a las cinco? López movió la cabeza para desechar el recuerdo incompleto, y probó su Quilmes Cristal. No estaba bastante fría.
(Julio Cortázar, Los premios )
lunes, febrero 12, 2007
Exploración
domingo, diciembre 24, 2006
Gratitud

Por la diversidad de las criaturas que forman este singular universo,
Por la razón, que no cesará de soñar con un plano del laberinto,
Por el rostro de Elena y la perseverancia de Ulises,
Por el amor, que nos deja ver a los otros como los ve la divinidad,
Por el firme diamante y el agua suelta,
Por el álgebra, palacio de precisos cristales,
Por las místicas monedas de Ángel Silesio,
Por Schopenhauer, que acaso descifró el universo,
Por el fulgor del fuego,
Que ningún ser humano puede mirar sin un asombro antiguo,
Por la caoba, el cedro y el sándalo,
Por el pan y la sal,
Por el misterio de la rosa, que prodiga color y que no lo ve,
Por ciertas vísperas y días de 1955,
Por los duros troperos que en la llanura arrean los animales y el alba,
Por la mañana en Montevideo,
Por el arte de la amistad,
Por el último día de Sócrates,
Por las palabras que en un crepúsculo se dijeron de una cruz a otra cruz,
Por aquel sueño del Islam que abarcó mil noches y una noche,
Por aquel otro sueño del infierno,
De la torre del fuego que purifica Y de las esferas gloriosas,
Por Swedenborg, que conversaba con los ángeles en las calles de Londres,
Por los ríos secretos e inmemoriales que convergen en mí,
Por el idioma que, hace siglos, hablé en Nortumbria,
Por la espada y el arpa de los sajones,
Por el mar, que es un desierto resplandeciente
Y una cifra de cosas que no sabemos Y un epitafio de los vikings,
Por la música verbal de Inglaterra,
Por la música verbal de Alemania,
Por el oro, que relumbra en los versos,
Por el épico invierno,
Por el nombre de un libro que no he leído: Gesta Dei per Francos,
Por Verlaine, inocente como los pájaros,
Por el prisma de cristal y la pesa de bronce,
Por las rayas del tigre,
Por las altas torres de San Francisco y de la isla de Manhattan,
Por la mañana en Texas,
Por aquel sevillano que redactó la Epístola Moral
Y cuyo nombre, como él hubiera preferido, ignoramos,
Por Séneca y Lucano, de Córdoba
Que antes del español escribieron Toda la literatura española,
Por el geométrico y bizarro ajedrez
Por la tortuga de Zenón y el mapa de Royce,
Por el olor medicinal de los eucaliptos,
Por el lenguaje, que puede simular la sabiduría,
Por el olvido, que anula o modifica el pasado,
Por la costumbre, que nos repite y nos confirma como un espejo,
Por la mañana, que nos depara la ilusión de un principio,
Por la noche, su tiniebla y su astronomía,
Por el valor y la felicidad de los otros,
Por la patria, sentida in los jazmines, o en una vieja espada,
Por Whitman y Francisco de Asís, que ya escribieron el poema,
Por el hecho de que el poema es inagotable
Y se confunde con la suma de las criaturas Y no llegará jamás al último verso Y varía según los hombres,
Por Francis Haslam, que pidió perdón a sus hijos por morir tan despacio,
Por los minutos que preceden al sueño,
Por el sueño y la muerte, esos dos tesoros ocultos,
Por los íntimos dones que no enumero,
Por la música, misteriosa forma del tiempo.
sábado, diciembre 23, 2006
Aniversario

-Los hombres- dijo el principito- se encierran en los trenes rápidos pero no saben lo que buscan. Entonces se agitan y dan vueltas.
Y agregó:
-No vale la pena...
El pozo al cual habíamos llegado no se parecía a los pozos del Sahara. Los pozos del Sahara son simples agujeros cavados en la arena. Éste se parecía a un pozo de la aldea. Pero allí no había ninguna aldea y yo creía soñar.
- Es extraño- dije al principito-. Todo está listo: la roldana, el balde y la cuerda...
Rió, tocó la cuerda, e hizo mover la roldana. Y la roldana gimió como gime una vieja veleta cuando el viento ha dormido mucho.
-¿Oyes?- dijo el principito-. Hemos despertado al pozo y el pozo canta...
-Déjame a mí- le dije-. Es demasiado pesado para ti.
Icé lentamente el balde hasta el brocal. Lo asenté bien. En mis oídos seguía cantando la roldana y en el agua, que temblaba aún, vi temblar el sol.
-Tengo sed de esta agua- dijo el principito-.Dame de beber...
Y comprendí lo que había buscado.
Levanté el balde hasta sus labios. Bebió con los ojos cerrados. Todo era bello como una fiesta. El agua no era un alimento. Había nacido de la marcha bajo las estrellas, del canto de la roldana, del esfuerzo de mis brazos. Era buena para el corazón, como un regalo. Cuando yo era pequeño la luz del árbol de Navidad, la música de la misa de medianoche. la dulzura de las sonrisas formaban todo el resplandor del regalo de Navidad que recibía.
-En tu tierra- dijo el principito- los hombres cultivan cinco mil rosas en un mismo jardín...Y no encuentran lo que buscan...
-No lo encuentran...-respondí.
- Y, sin embargo, lo que buscan podría encontrarse en una sola rosa o en un poco de agua...
-Seguramente- respondí.
Y el principito agregó:
- Pero los ojos están ciegos. Es necesario buscar con el corazón.
Yo había bebido. Respiraba bien. La arena, al nacer el día, estaba de color de miel. Me sentía feliz también con ese color de miel. ¿Por qué habría de apenarme?
-Es necesario que cumplas tu promesa- me dijo suavemente el principito que, de nuevo, se había sentado cerca de mí.
-¿Qué promesa?
-Tú lo sabes...un bozal para mi cordero...¡soy responsable de esa flor!
Saqué del bolsillo mis bosquejos de dibujo. El principito los vio y dijo riendo:
- Tus baobabs se parecen un poco a los repollos...
-¡Oh!
¡Yo que estaba tan orgulloso de los baobabs!
-Tu zorro...las orejas...parecen cuernos...¡y son demasiado largas!
Y rió aún.
-Eres injusto,hombrecito; yo no sabía dibujar más que las boas cerradas las boas abiertas.
-¡Oh, está bien!- dijo-. Los niños saben.
Dibujé, pues, un bozal. Y sentí el corazón oprimido cuando se lo di.
-Tienes proyectos que ignoro...
Pero no me respondió, y me dijo:
-Sabes, mi caida sobre la Tierra...mañana será el aniversario...
Luego después de un silencio, dijo aún:
-Caí muy cerca de aquí.
Y se sonrojó.
Y de nuevo, sin comprender por qué, sentí un extraño pesar. Sin embargo se me ocurrió preguntar:
-Entonces, no te paseabas por casualidad la mañana que te conocí, hace ocho días, así, solo, a mil millas de todas las regiones habitadas. ¿Volvías hacia el punto de tu caída?
El principito enrojeció otra vez.
Y agregué,vacilando:
-¿Tal vez por el aniversario...?
El principito enrojeció de nuevo. Jamás respondía a las preguntas, pero cuando uno se enrojece significa "si", ¿no es cierto?
-¡Ah!- le dije-.Temo...
Pero me respondió:
-Debes trabajar ahora. Debes volver a tu máquina. Te espero aquí. Vuelve mañana por la tarde...
Pero yo no estaba muy tranquilo. Me acordaba del zorro. Si uno se deja domesticar, corre el riesgo de llorar un poco...
(El principito, Capítulo XXV)
Antoine de Saint Exupery.
sábado, diciembre 16, 2006
Luna

La luna se puede tomar a cucharadas
o como una cápsula cada dos horas.
Es buena como hipnótico y sedante
y también alivia
a los que se han intoxicado de filosofía
Un pedazo de luna en el bolsillo
es el mejor amuleto que la pata de conejo:
sirve para encontrar a quien se ama,
y para alejar a los médicos y las clínicas.
Se puede dar de postre a los niños
cuando no se han dormido,
y unas gotas de luna en los ojos de los ancianos
ayudan a bien morir
Pon una hoja tierna de la luna
debajo de tu almohada
y mirarás lo que quieras ver.
Lleva siempre un frasquito del aire de la luna
para cuando te ahogues,
y dale la llave de la luna
a los presos y a los desencantados.
Para los condenados a muerte
y para los condenados a vida
no hay mejor estimulante que la luna
en dosis precisas y controladas
Jaime Sabines
domingo, noviembre 12, 2006
martes, noviembre 07, 2006
Oscar Wilde

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lunes, octubre 30, 2006
Going beyond
Full of life, now, compact, visible,
I, forty years old the Eighty-third Year of The States,
To one a century hence, or any number of centuries hence,
To you, yet unborn, these, seeking you.
When you read these, I, that was visible, am become invisible;
Now it is you, compact, visible, realizing my poems, seeking me;
Fancying how happy you were, if I could be with you, and become your comrade;
Be it as if I were with you. (Be not too certain but I am now with you.)
('Lleno de vida hoy, compacto, visible,
Yo, de cuarenta años de edad el año ochenta y tres de los Estados,
A ti, dentro de un siglo o de muchos siglos,
A ti, que no has nacido, te busco.
Estás leyéndome. Ahora el invisible soy yo,
Ahora eres tu, compacto, visible, el que intuye los versos y el que me busca,
Pensando lo feliz que sería si yo pudiera ser tu compañero.
Sé feliz como si yo estuviera contigo. (No tengas demasiada seguridad de que no estoy contigo.)'
Walt Whitman
jueves, septiembre 28, 2006
miércoles, septiembre 27, 2006
Sonnet 116

Soneto 116
Ante la unión de espíritus leales, no dejéis,
que ponga impedimentos. No es el amor,
que enseguida se altera, cuando descubre cambios
o tiende a separarse de aquel que se separa.
El amor es igual que un faro inamovible,
que ve las tempestades y no es zarandeado.
Es la estrella que guía la nave a la deriva,
de un valor ignorado, aún sabiendo su altura.
No es juguete del Tiempo, aun si rosados labios
o mejillas alcanza, la guadaña del Tiempo.
Ni se altera con horas o semanas fugaces,
si no que aguanta y dura hasta el último abismo.
Si es error lo que digo y en mí puede probarse,
decid, que nunca he escrito, ni amó jamás el hombre.
Sonnet 116
Let me not to the marriage of true minds
Admit impediments, love is not love
Which alters when it alteration finds,
Or bends with the remover to remove.
O no, it is an ever-fixed mark
That looks on tempest and is never shaken;
It is the star to every wand'ring bark,
Whose worth's unknown, although his height be taken,
Love's not Time's fool, though rosy lips and cheeks
Whitin his bending sickle's compass come,
Love alters not with his brief hours and weeks,
But bears it out even to the edge of doom:
If this be error and upon me proved,
I never writ, nor no man ever loved.