Todo esto me angustia, pero no debo estar triste, no debo, que la tristeza no vaya unida a mi nombre, esa frase de Fucik es mi consigna, ni cuando lo torturaron, ni en la horca, Fucik nunca estuvo triste, y no me importa que la alegría haya pasado de moda, a lo mejor soy una idiota, pero los otros también son unos idiotas, con esa moda suya del escepticismo, no tengo ningún motivo para cambiar mi idiotez por la de ellos, no quiero que mi vida se parta por la mitad, quiero que sea una sola vida, una sola desde el principio hasta el final, y por eso me gusta tanto Ludvik, porque cuando estoy con él no tengo que cambiar mis ideales ni mis gustos, es una persona corriente,sencilla, alegre, clara, y eso es lo que yo amo, lo que siempre he amado.
Milan Kundera, La Broma.