sábado, abril 06, 2013

Aullido


                                                    Richard Gere en Hachi: a dog´s tale

Si pudiera hablar, mi perra, creo que haría preguntas que ningún filósofo podría responder. Pues me parece que está atormentada por el dolor de la existencia. Por supuesto, no quiero decir que el enigma se le presente a ella como a nosotros, ni que haya alcanzado conclusiones abstractas por algún proceso mental semejante al nuestro. El mundo externo para ella es una “sucesión de olores”. Ella piensa, compara, recuerda, razona a través de los olores. Por el olor hace su estimación del carácter, todos sus juicios se basan en los olores. Oliendo miles de cosas que nosotros no podemos oler en absoluto, ella ha de comprenderlas de una manera que ignoramos. Lo que conoce lo ha aprendido mediante operaciones mentales de una clase completamente inimaginable. Pero podemos estar tolerablemente seguros de que piensa acerca de las cosas estableciendo una relación de olor con la experiencia de comer o con el miedo intuitivo a ser comida. Desde luego conoce bastante más acerca de la tierra que pisamos de lo que sería bueno para nosotros conocer; y acaso, si fuera capaz de hablar, podría contarnos las historias mas extrañas del aire y del agua. Dotada de un poder sensorial tan terriblemente penetrante, o afligida por él, su noción de las realidades aparentes debe ser peor que sepulcral. ¡No es de extrañar que aúlle a la luna que brilla sobre un mundo así!

Y sin embargo ella está más despierta, en el sentido budista, que la mayoría de nosotros. Posee un código moral poco refinado –que inculca lealtad, sumisión, cortesía, gratitud y amor materno; junto con varias reglas menores de conducta-, y siempre ha observado este código sencillo. Los sacerdotes llaman a su estado un estado de oscuridad de pensamiento, ya que no puede aprender todo los que los hombres deberían aprender; pero, teniendo en cuenta sus luces, ha hecho bastante para merecer una condición mejor en su próximo renacimiento. Así piensa la gente que la conoce. Cuando muera le ofrecerán un funeral humilde, y se recitará un sutra por el bien de su espíritu. El sacerdote permitirá que le hagan una tumba en el jardín del templo, y colocará sobre ella un pequeño sotoba que lleve el texto Nyozé chikushö hotsu Bodai-shin*: “Incluso en un animal como éste, el Conocimiento Supremo se revelará al fin”.

* Literalmente, “el pensamiento Bodhi”, es decir, la Suprema Iluminación, la inteligencia del estado de Buda.

de Aullido, En el Japón Espectral, Lafcadio Hearn