Richard Gere en Hachi: a dog´s tale
Si pudiera hablar, mi perra, creo que haría preguntas que
ningún filósofo podría responder. Pues me parece que está atormentada
por el dolor de la existencia. Por supuesto, no quiero decir que el
enigma se le presente a ella como a nosotros, ni que haya alcanzado
conclusiones abstractas por algún proceso mental semejante al nuestro.
El mundo externo para ella es una “sucesión de olores”. Ella piensa,
compara, recuerda, razona a través de los olores. Por el olor hace su
estimación del carácter, todos sus juicios se basan en los olores.
Oliendo miles de cosas que nosotros no podemos oler en absoluto, ella ha
de comprenderlas de una manera que ignoramos. Lo que conoce lo ha
aprendido mediante operaciones mentales de una clase completamente
inimaginable. Pero podemos estar tolerablemente seguros de que piensa
acerca de las cosas estableciendo una relación de olor con la
experiencia de comer o con el miedo intuitivo a ser comida. Desde luego
conoce bastante más acerca de la tierra que pisamos de lo que sería
bueno para nosotros conocer; y acaso, si fuera capaz de hablar, podría
contarnos las historias mas extrañas del aire y del agua. Dotada de un
poder sensorial tan terriblemente penetrante, o afligida por él, su
noción de las realidades aparentes debe ser peor que sepulcral. ¡No es
de extrañar que aúlle a la luna que brilla sobre un mundo así!
Y
sin embargo ella está más despierta, en el sentido budista, que la
mayoría de nosotros. Posee un código moral poco refinado –que inculca
lealtad, sumisión, cortesía, gratitud y amor materno; junto con varias
reglas menores de conducta-, y siempre ha observado este código
sencillo. Los sacerdotes llaman a su estado un estado de oscuridad de
pensamiento, ya que no puede aprender todo los que los hombres deberían
aprender; pero, teniendo en cuenta sus luces, ha hecho bastante para
merecer una condición mejor en su próximo renacimiento. Así piensa la
gente que la conoce. Cuando muera le ofrecerán un funeral humilde, y se
recitará un sutra por el bien de su espíritu. El sacerdote permitirá que
le hagan una tumba en el jardín del templo, y colocará sobre ella un
pequeño sotoba que lleve el texto Nyozé chikushö hotsu Bodai-shin*: “Incluso en un animal como éste, el Conocimiento Supremo se revelará al fin”.
* Literalmente, “el pensamiento Bodhi”, es decir, la Suprema Iluminación, la inteligencia del estado de Buda.
de Aullido, En el Japón Espectral, Lafcadio Hearn