lunes, diciembre 24, 2007

Belleza

¡Tarde te amé, belleza siempre antigua y siempre nueva! Tarde te amé. Tú estabas dentro de mí, pero yo andaba fuera de mí mismo, y allá afuera te andaba buscando. Me lanzaba todo deforme entre las hermosuras que tú creaste. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo. Me retenían lejos de ti cosas que no existirían si no existieran en tí. Pero tú me llamaste, y más tarde me gritaste, hasta romper finalmente mi sordera. Con tu fulgor espléndido pusiste en fuga mi ceguera. Tu fragancia penetró en mi respiración y ahora suspiro por ti. Gusté tu sabor y por eso ahora tengo más hambre y más sed de este gusto. Me tocaste, y con tu tacto me encendiste en tu paz.
(San Agustín, Confesiones X, 27, 38)

domingo, diciembre 09, 2007

Adán Buenosayres (III)

La sombra del caminante (Xul Solar)
Adán se detuvo sobresaltado:"¡El ciego!"
La suya era una íntima voz de alarma.
"¡Ojo al ciego!", se repitió Adán y avanzó con extremada cautela.
Había por ahí cierto asaltante llamado Polifemo el de las orejas agudas, cuyo temible oficio era el de aligerar la bolsa de los caminantes gracias a un recurso tan simple y viejo como el hombre: la puñalada sentimental. Es de saber que Polifemo, el saqueador de almas, padecía una ceguera total originada, según los mitólogos, en ciertas demasías de sus antepasados. Pero, ¡guay del viandante que menospreciando los ojos vacíos de Polifemo, se ilusionara con la posibilidad siquiera remota de sustraerse a su vigilia! Porque, habiéndosele negado a Polifemo todas las galanuras del mundo visible, sus orejas dominaban en cambio los ocho rumbos del universo audible, de modo tal que ni el mismo viento, así calzase los livianos chapines de su hermana la brisa, hubiera pasado junto al cíclope sin ser oído. Adán Buenosayres no habría intentado ese imposible si el artificio del ciego y su rebuscada teatralidad no le repugnasen hasta la indignación. Fácilmente podía eludir el sortilegio barato de aquella figura, con guitarrón y todo; pero estaba seguro de que una moneda suya enriquecería fatalmente los bolsillos de Polifemo, no bien la voz del gigante se la reclamara. Era necesario librarse de la conmoción visceral que le produciría la voz. ¿De qué manera? Evitando aquel grito irresistible. ¿Cómo? Deslizándose junto al ciego sin que lo advirtiera. ¿Mediante qué recurso? Adán confiaba en sus tacos de goma.
Hecho ese cálculo, avanzó cautelosamente hacia Polifemo. ¡Inútil! El gigante captaba un rumor sutílisimo de pasos.
"Es hombre -calculó-. En plena juventud. Pero, pero...¡Se adelanta en puntas de pie! ¿Cómo? ¿Tratará de escurrírsele al honrado Polifemo? ¡Tendría que ser brujo!"
Adán veía ya la inmóvil y retocada figura del ciego, con su platillo de latón en una mano y su guitarra sin cuerdas en la otra. A veinte pasos distinguió claramente su barba gris, manchada de tabaco en las inmediaciones de la boca, y adivinó la boca misma, cerrada como un antro del que podía salir el trueno. Lo honda y serena respiración del gigante se le reveló a los diez pasos: ¿estaría dormido? Entonces redobló la cautela de su marcha; y se escurría ya como una sombra delante de Polifemo, cuando la voz tremenda resonó en sus oídos:
-¡Limosna dad al cieeego!
Adán se detuvo como petrificado.
-¡Limooosna dad a un hombre que no ve la luuuz!- insistió Polifemo, saboreando cada letra como si se delectara en su propia música.
Era necesario admitir la derrota, y Adán lo hizo al dejar caer una moneda en el recipiente de latón.
-¡Dios lo pagaraaá!- tronó Polifemo, levantando sobre su cabeza el platillo y la guitarra.
-¡Monstruo!- rezongó Adán entre dientes.
Pero maligno y arrobado como un demonio triunfante, Polifemo exclamó todavía:
-¡Dios lo devolveraaá!

Adán Buenosayres (Leopoldo Marechal)


jueves, diciembre 06, 2007

Amores que matan

-If I were in heaven, Nelly, I should be extremely miserable.
-Because you are not fit to go there, I answered. -All sinners would be miserable in heaven.
-But it is not for that. I dreamt once that I was there.
-I tell you I won´t hearken to your dreams, Miss Cathherine! I´ll go to bed, I interrupted again. She laughed, and held me down; for I made a motion to leave my chair.
-This is nothing, cried she. -I was only going to say that heaven did not seem to be my home; and I broke my heart with weeping to come back to earth; and the angels were so angry that they flung me out into the middle of the heath on the top of Wuthering Heights; where I woke sobbing for joy. That will do to explain my secret, as well as the other. I´ve no more business to marry Edgar Linton than I have to be in heaven; and if the wicked man in there had not thought of Heathcliff so low, I shouldn´t have thought of it. It would degrade me to marry Heathcliff now; so he shall never know how I love him: and that, not because he´s handsome, Nelly, but because he´s more myself than I am. Whatever our souls are made of, his and mine are the same; and Linton´s is as different as a moonbeam from lightning, or frost from fire.
Emily Bronté, Wuthering Heights
(-Yo sería muy desgraciada si estuviera en el cielo, Elena.
-Porque no es usted digna de ir a él- contesté-. Todos los pecadores serían muy desgraciados en el cielo.
-No es por eso. Una vez soñé que estaba en el cielo.
-Ya le he dicho, señorita, que no quiero enterarme de sus sueños. Voy a acostarme.
Se echó a reir y me obligó a permanecer sentada. -Pues soñé- dijo- que estaba en el cielo, que notaba y comprendía que aquello no era mi casa, que se me partía el corazón de tanto llorar por volver a la tierra, y que, al fin, los ángeles se enfadaron tanto, que me echaron fuera. Fui a caer en medio de Cumbres Borrascosas y me desperté llorando de alegría. Ahora, con esa explicación, podrás comprender mi secreto. Tanto interés tengo en casarme con Eduardo Linton como en ir al cielo, y si mi malvado hermano no hubiera tratado tan mal al pobre Heathcliff yo no habría pensado en ello nunca. Casarme con Heathcliff sería rebajarnos, pero el nunca llegará a saber cuánto le quiero, y no porque sea guapo, sino porque hay más de mi en él que en mí misma. No sé qué composición tendrán nuestras almas, pero sea lo que sea, la suya es igual a la mía, y en cambio la de Eduardo es tan diferente como el rayo lo es de la luz de la luna, o la nieve de la llama.)


lunes, diciembre 03, 2007

domingo, diciembre 02, 2007

Argentinismos

Los argentinos estamos llenos de frases y palabras para definir cosas. Creo que se llama lunfardo aunque tal vez sería más apropiado hablar de lenguaje coloquial. Asunto que dejo a los filólogos o lingüistas. Hacer una lista de estos términos sería imposible y azaroso. En este momento tengo en mente una en particular. Colgarse. Colgado. Colgada.

No fueron muchos años, tal vez diez, pero qué rápido pasaron. Estábamos con mis amigas en el sur, la patagonia, quizás el Chaltén. ¿En qué provincia queda el Chaltén? No me acuerdo ahora.

Entonces el chico que era lindo pero además interesante me lo dijo y quizás oí la palabra por primera vez. Colgada. Yo no la conocía y le pregunté que quería decir. Digo esto porque ayer revolviendo cosas encontré una hoja de papel madera que extrañamente sobrevivió a la mudanza. Allí escritas en el medio de la hoja están las palabras que puso Nacho porque seguramente yo se lo pedí. En ese momento solía tener diarios de viaje y escribir o pedir a gente diversa que anotaran alguna frase o cosa que me había llamado la atención.

Nacho quizás sea algun rostro que creo haber visto en alguna foto de esos entrañables viajes por el sur con mis amigas de entonces. Y entonces seguramente se lo pedí. Y el escribió con caligrafía clara, algunos tachones y en mayúsculas, su cortés definición.

Colgada: Capacidad de las personas que a pesar del vaivén de su alma logran dialogar pero no tan fluídamente como desearía el que sostiene el puente del otro lado.

NACHO

No sé que será de la vida de Ignacio. Quizás escriba. O tenga hijos. Y viva en el sur entre las montañas. Pero las cosas no han cambiado mucho. Me he ido topando con distintas explicaciones de la misma palabra y siempre con la misma circunstancia. La dificultad para conectarme con la realidad a pesar de los intentos por incorporarla a mi organismo, digerirla y sostenerme en ella para subsistir en este mundo donde hay mucha gente práctica y otra tanta (acaso no la suficiente) colgada.

sábado, diciembre 01, 2007

Graffiti

"Lo que verdaderamente te aterra es la redención."
(Lo sacaron pero estuvo largo tiempo pintado en el puente de J.B Justo y Córdoba)