sábado, mayo 30, 2009

Itaca


Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias.
No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Posidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Posidón no podrán encontrarte
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
si tu alma no los conjura ante ti.
Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías:
madreperlas, coral, ébano, y ámbar,
y perfumes placenteros de mil clases.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.
Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.
Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas.

Konstantínos Kaváfis.
ÍTACA.

sábado, mayo 23, 2009

Madre

Mary Cassatt, Desayuno en la cama

La cosa más "buena", más apacible, más amistosa que he conocido jamás, es la estufita de la habitación de arriba en Saint Maurice. Nada en la vida me dio tanta seguridad acerca de la existencia. Cuando me despertaba por la noche, zumbaba como un trompo y reflejaba sombras amigas contra la pared. No sé por qué pensaba yo en un caniche fiel. La estufita nos protegía de todo.
Algunas veces usted subía, abría la puerta y nos encontraba rodeados de un buen calorcito. La escuchaba zumbar a toda velocidad y volvía a bajar.
Madre, usted se inclinaba sobre nosotros, sobre la partida de esos ángeles. y para que el viaje fuera apacible, para que nada agitara nuestros sueños, borraba usted de la sábana un pliegue, una sombra, una ola, porque un lecho, como el mar, se apacigua gracias a un dedo divino.
Cartas a su madre, Antoine de Saint Exupéry

sábado, mayo 09, 2009

The unnamable

Tres velas, Joaquín Sorolla.
Where now? Who now? When now? Unquestioning. I, say I. Unbelieving. Questions, hypotheses, call them that. Keep going, going on, call that going, call that on.
Samuel Becket, The unnamable.

¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo. Sin pensarlo. Llamar a esto preguntas, hipótesis. Ir adelante, llamar a esto ir, llamar a esto adelante.
Samuel Becket, El innombrable