sábado, mayo 23, 2009

Madre

Mary Cassatt, Desayuno en la cama

La cosa más "buena", más apacible, más amistosa que he conocido jamás, es la estufita de la habitación de arriba en Saint Maurice. Nada en la vida me dio tanta seguridad acerca de la existencia. Cuando me despertaba por la noche, zumbaba como un trompo y reflejaba sombras amigas contra la pared. No sé por qué pensaba yo en un caniche fiel. La estufita nos protegía de todo.
Algunas veces usted subía, abría la puerta y nos encontraba rodeados de un buen calorcito. La escuchaba zumbar a toda velocidad y volvía a bajar.
Madre, usted se inclinaba sobre nosotros, sobre la partida de esos ángeles. y para que el viaje fuera apacible, para que nada agitara nuestros sueños, borraba usted de la sábana un pliegue, una sombra, una ola, porque un lecho, como el mar, se apacigua gracias a un dedo divino.
Cartas a su madre, Antoine de Saint Exupéry

2 comentarios:

Veroka dijo...

qué hermoso texto!

Loli dijo...

:)

Si, ese libro tiene varios pasajes muy bellos, Saint Exupery adoraba a su madre y sus cartas a ella están plagadas de oraciones tiernas.