jueves, septiembre 23, 2010

Caminar


Cosas de hombres, había contestado Libero Parri, y a partir de ese momento Ultimo tampoco se había hecho más preguntas, porque si tienes cinco años y tu padre te lleva con él, de esa manera, eres feliz y punto. Por eso había correteado detrás de él hasta el cruce para Rabello. Lo había hecho sin saber que en un sinfín de ocasiones, ya de mayor, volvería a ver esa imagen, precisamente ésa: la silueta maciza de su padre, caminando a grandes pasos por delante de él, contra el vuelo de la niebla matinal, sin darse vuelta nunca, ni para esperarlo ni para verificar que todavía estaba allí. En esa severidad, y en esa ausencia total de dudas, residía todo lo que su padre le había enseñado del hecho de ser padres: que se trata de caminar, sin darse la vuelta nunca. Caminar con el paso largo de los adultos, sin piedad, pero un paso límpido y regular, para que tu hijo pueda comprenderlo y permanecer pegado al mismo a pesar de su paso de niño. Y hacerlo sin darse la vuelta nunca, si es que uno tiene fuerzas para hacerlo: para que él sepa que no se perderá, y que caminar juntos es un destino del que no es necesario dudar en ningún momento, ya que está escrito en la tierra.
Alessandro Baricco, Esta historia

2 comentarios:

Espérame en Siberia dijo...

¡Qué hermoso que te gustara tanto como a mí, bella!

Sucede que estoy viviendo una crisis existencial en cuanto a lo que estudio y a lo que voy a dedicarme. Así que estos días han sido de muchos descubrimientos y mucha expectativa.
Soy optimista.


Miles de besos y cariños.

Loli dijo...

Querida Mariana, sin duda leer los fragmentos que fuiste eligiendo en tu blog me inspiró y el libro me encantó llegado el momento de leerlo.

Respecto a tu crisis no dudo que saldrás fortalecida de ella y llena de luces que para eso son las crisis aunque cueste atravesarlas. Pero una vez transitado el camino, todo se acomoda. Qué bueno que tengas ese optimismo, resulta imprescindible en momentos así.

Un abrazo grande para vos, forza y avanti!