Educación formal: Es aquella que se lleva a cabo en
escuelas primarias, secundarias, terciarios y otras instituciones. Se evalúa
periódicamente abordando la evaluación como un hecho puntual y una instancia
más de aprendizaje sobre todo en los niveles más bajos. Más que una obligación
entiendo que es un derecho. Un derecho inalienable que desde ciertos entes que
detenta mucho poder parecerían querer negar o desconocer. Como si
hubiera derecho a establecer QUIÉN, CÓMO y de qué forma tiene derecho a
recibir educación o a darla, a impartirla. Indignada e incrédula adjunto enlace
con declaraciones de la ministra de Educación Soledad Acuña que acabo de leer
hoy. No tengo palabras para expresar las emociones (violentas) que leer este
artículo me produjo. (No miré los videos) Dejo enlace a quien esté interesado.
Educación no formal Es la que se lleva a cabo en centros
culturales, talleres literarios, de pintura, de corte y confección, de
peluquería. Como leí en algún aporte no suele haber evaluaciones. Generalmente responden
a una elección libre del estudiante que se acerca por vocación, por gusto
personal, interés o curiosidad.
Educación informal Es aquella fascinante revelación que se da lugar
cuando comprendemos que la vida misma es un camino de aprendizaje continuo
que podemos tomar con tranquilidad, gozando de cada lección aprendida, tratando
de amortiguar los golpes de aquellas lecciones más complejas, duras o difíciles
de metabolizar (por elegir un verbo al azar). Es entender que vamos a egresar SI
o SI. Es ver y saber luego de haber transitado la mitad que la vida que acaso
sea la única certeza que nos quede por poseer luego de haber superado la
inevitable arrogancia que nos dio la vitalidad de ser jóvenes y creernos
inmortales. Que algún día, egresaremos. Con qué título, con qué distinción, lo
ignoramos todavía, pero egresaremos. Por último, compartir una frase de Borges,
un escritor a quien admiro mucho y que tiene que ver creo indirectamente con el
tema tratado aquí.
“La vida, como estos diálogos, y como
todas las cosas, ha sido prefijada. También los temas a los que los hemos acercado.
Con el correr de
la conversación he advertido que el diálogo es un género literario, una forma
indirecta de escribir.
El deber de todas
las cosas es ser una felicidad; si no son una felicidad son inútiles o
perjudiciales. A esta altura de mi vida siento estos diálogos como una felicidad.
Las polémicas son inútiles, estar de antemano
de un lado o del otro es un error, sobre todo si se oye la conversación como
una polémica, si se la ve como un juego en el que alguien gana y alguien
pierde. El diálogo tiene que ser una investigación y poco importa que la verdad
salga de boca de uno o de boca de otro. Yo he tratado de pensar, al conversar,
que es indiferente que yo tenga razón o que tenga razón usted; lo importante es
llegar a una conclusión, y de qué lado de la mesa llega eso, o de qué
boca, o de qué rostro, o de qué nombre, es lo de menos.”
JORGE LUIS BORGES (Borges en Diálogo, Grijalbo, 1985)