lunes, julio 13, 2009

Lenguaje y cultura


Y precisamente porque se opone al lenguaje, la cul­tura contemporánea destruye el silencio, que es la con­dición primera y fundamental de la palabra genuina, la que viene de lo necesario y lo íntimo y no es simple re­sorte de respuesta mecánica. Una tecnología que es capaz de colocar un hombre en la luna pero que no alcanza a inventar silenciadores para las aspiradoras o para las cortadoras de pasto representa una cultura que detesta tanto el silencio como el diálogo vivificante y tranquilo que del silencio emana, y se encamina categó­ricamente a destruirlos. Lo vociferante de nuestras ciu­dades, los decibeles de una música deleznable que de continuo aturde y ensordece, desafiando e impidiendo toda forma de comunicación, son modos patentes de una violencia cada vez más invasora que sólo se sacia con la obstrucción de la conciencia, en particular de la conciencia que se alimenta de los poderes del diálogo sosegadamente nacido en el silencio.
La palabra amenazada, Ivonne Bordelois.

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