Ahora, cerca de los cuarenta, se siente más joven que entonces, tal vez porque está solo. Antes los demás estaban solos y él no, y ahora que él está solo los demás ya no lo están. Por eso está solo: todos los demás están con alguien, pero nadie está con él. Suena como un pensamiento autocompasivo, pero no lo es, más bien se alegra de su soledad, adora su soledad, la cuida como se cuida un amuleto que anduvo perdido algunos años y le costó trabajo recuperar. Es una soledad amable y ruidosa, poblada de gente que sale y entra de su vida por una puerta giratoria cuyo mecanismo a veces se estropea pero que por lo general funciona bastante bien.
Alejandro Zambra, "Poeta Chileno"
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