Si tuviera un consejo para dar a un ser joven y del cual respetara la inteligencia, el ardor o la valentía, le diría: «No te apegues. No te apegues nunca. Demasiadas servidumbres encontrarás en tu vida que te forjarás libremente y al azar, y sin saber adónde te conducirá el compromiso asumido. Por el bien de los otros como por el tuyo propio, no te apegues. La desdicha consiste en que se requiere haber estado frecuentemente apegado para conocer el precio de no estarlo».
La atadura exterior tan sólo se siente, en cualquier caso, cuando el lazo interior se ha gastado o se ha roto.
La atadura exterior tan sólo se siente, en cualquier caso, cuando el lazo interior se ha gastado o se ha roto.
Pero, por otro lado, quien no se apega sólo conoce lo más superficial de los seres. [...]
2 comentarios:
totalmente de acuerdo, nunca pude no apegarme cuando siento cariño, aprecio o amor por alguien, o algo
no creo q quien haya nacido con la sensiblidad para comprometerse con lo que quiere o con quien quiere, pueda desprenderse tan facilmente de ese sentimiento, sin sentir un gran vacío
una vez alguien me dijo que mi problema consistía en que no podía cortar lazos, y es verdad
y muchas veces siento, con todo el dolor del alma, q quisiera con todas mis fuerzas, no apegarme a lo que fuere que ame, pero es imposible
te mando un fuerte abrazo, loli
te abrazo en la distancia, siento lo de tu papi, de corazon te abrazo
cariños
claudia
Gracias, Claudia. Siempre. Ayer y hoy. Gracias.
Publicar un comentario